sábado, 12 de mayo de 2018

Uruguay-Chile: Menos sapos y más honestidad intelectual con el TLC

 
Por Ignacio Bartesaghi *

A partir del mandato del presidente Tabaré Vázquez, el Poder Ejecutivo negoció un TLC con Chile que cerró en octubre de 2016. Dicha iniciativa se enmarca en una estrategia de acercamiento de Uruguay a la Alianza del Pacífico, como paso previo a una profundización de las relaciones con el mencionado bloque comercial.

Por otro lado, el acuerdo con el país sudamericano permitió activar las negociaciones comerciales en clave bilateral, sin actividad desde el TLC firmado por Uruguay con México en el año 2003. Esto llevó a un bienvenido posicionamiento en los denominados nuevos temas del comercio internacional, que si bien siguen ausentes en la agenda interna del Mercosur y no han podido plasmarse en las negociaciones en curso llevadas adelante por el bloque, sí forman parte de la mayoría de los acuerdos cerrados en los últimos años a nivel internacional.

Corresponde precisar que el TLC firmado por Uruguay no es contrario a la política comercial común del Mercosur, ya que el mismo cuenta con una zona de libre comercio con Chile negociada en 1996 en el marco de la ALADI, la que además se ha profundizado con la firma de más de 60 protocolos adicionales. Además, Argentina ya suscribió el año pasado un acuerdo similar al cerrado por Uruguay con Chile, mientras que Brasil estaría cerca de culminar las negociaciones. Asimismo, todos los miembros han definido una estrategia de convergencia entre el Mercosur y la Alianza del Pacífico.

En cuanto a su contenido, entre sus 20 capítulos, el tratado ha sido denominado de última generación por incorporar disposiciones en política de competencia, comercio electrónico, normas laborales, medio ambiente, PYMES, género y comercio, facilitación del comercio y cooperación, entre otros. Además, incluye los capítulos más tradicionales como servicios (capítulo 7) y propiedad intelectual (capítulo 10), justamente los dos que han generado mayor debate a la interna del partido de gobierno y han sido identificados como los dos sapos del TLC.

Cabe preguntarse entonces, ¿cuál es el alcance de los sapos que los contrarios al acuerdo entienden que Uruguay otorgó en este TLC? En primer, lugar se mencionan las concesiones del capítulo de comercio transfronterizo de servicios, lo que indican impedirá que el país tenga margen de maniobra en la aprobación de políticas públicas para el desarrollo de algunos sectores. Al respecto del comercio de servicios, lo primero que debe tenerse en cuenta es que el Mercosur y Chile firmaron un Protocolo sobre dicho sector que se encuentra vigente. Por lo tanto, en el TLC Uruguay profundizó un acuerdo ya existente debido al cambio de modalidad de negociación (por listas negativas).

Negociar un capítulo de servicios por listas positivas indica otorgar concesiones en los servicios que las partes listan en las ofertas, excluyendo lo no presentado. En el caso de las listas negativas, se otorga preferencias a todos los servicios con excepción de las medidas disconformes presentadas en los anexos. Tanto Chile como Uruguay han presentado un número amplio de excepciones y/o condiciones en la prestación de los servicios en diversos sectores, lo que permite "adoptar o mantener cualquier medida que otorgue derechos o preferencias a grupos económicamente en desventaja" sin incumplir los compromisos del acuerdo. Este sistema de negociación por listas negativas, que por cierto es la modalidad más utilizada en los TLC a nivel internacional, permitió profundizar el Protocolo de servicios vigente en un sector donde Uruguay muestra diversas ventajas competitivas.

El capítulo de propiedad intelectual es otro de los mayormente debatidos, por entender que lo negociado con Chile tendrá un impacto negativo en la industria nacional de medicamentos. En primer lugar, debe quedar claro que el mencionado capítulo hace referencia a normas multilaterales ya incorporadas por Uruguay a través del Acuerdo sobre los Aspectos de los Derechos de Propiedad Intelectual relacionados con el Comercio de la OMC (ADPIC), excluyendo disposiciones específicas en derechos de autor, marcas y patentes.

Algunos políticos y analistas contrarios al acuerdo, entienden que incorporando el TLC con Chile el país se obliga a aprobar el Tratado de Cooperación en materia de Patentes (TCP), lo que no es cierto. Sobre dicho tratado, el TLC establece que "cada parte deberá hacer los mejores esfuerzos para ratificar o adherir al Tratado de Cooperación en materia de Patentes".

Desde la firma del TLC en octubre de 2016, los debates señalados postergaron el tratamiento del acuerdo por parte del Parlamento. Lo cierto es que algunos sectores minoritarios de la fuerza política del gobierno junto al PIT – CNT, bloquearon el debate en el Parlamento e impusieron su previa discusión en el Plenario del Frente Amplio. Después de tomarse nada menos que más de un año y medio, finalmente el sábado pasado la máxima autoridad del mencionado partido se reunió para consensuar su posición respecto a la incorporación del TLC.

Tras horas de debate y llamativas dificultades para contabilizar los votos de los distintos sectores, el presidente de la mencionada fuerza política anuncia que no se ha llegado a un consenso, por lo que el acuerdo deberá volver a tratarse en un nuevo Plenario con fecha aún por definir. Si bien es cierto que la intervención del Frente Amplio en la política exterior, no es para nada una novedad en el país (salida del TISA, posicionamiento del gobierno respecto a la crisis en Venezuela, posible TLC bilateral con China o las negociaciones en curso con la Unión Europea), en este caso se fue más allá de lo razonable.

En primer lugar preocupa la falta de respeto a las instituciones, ya que un Plenario de un partido político no puede sustituir una función que le compete al Parlamento, pero tampoco desde ese ámbito puede desautorizarse un mandato presidencial correctamente cumplido por la cancillería.

A su vez, llama la atención el tenor del debate, que es antiguo, ideológico y descolgado de la realidad internacional, pero especialmente porque el mismo está cargado de sapos inventados por falta de honestidad intelectual. l


* Decano de la Facultad de Ciencias Empresariales de la Universidad Católica del Uruguay y director del Departamento de Negocios Internacionales e Integración de la misma Universidad. Doctor en Relaciones Internacionales e integrante del Sistema Nacional de Investigadores.